Alta de una empleada del hogar: ¿Cómo contratar a la persona que limpia en nuestra casa?

Contratar a alguien que lleve a cabo las tareas del hogar es una práctica cada vez más extendida de la clase media, e incluso en algunos casos de las clases bajas, especialmente las urbanas. Cada vez trabajamos más horas y a menudo no tenemos tiempo de tener nuestra casa tan limpia y ordenada como nos gustaría. Además, el trabajo doméstico suele ser motivo de disputas entre las parejas, de manera que la solución a la que a menudo se recurre es a contratar una empleada del hogar.

Un colectivo feminizado casi al 100%

Usamos el término «empleada del hogar» porque se trata de un trabajo que llevan a cabo en casi el 100% de los casos por mujeres. Las limpiadoras, y también otros trabajos en el entorno del hogar como el cuidado de niños, ancianos y personas con discapacidad son trabajos enormemente feminizados. Además, los suelen llevar a cabo en una gran proporción las personas inmigrantes, por su baja cualificación y a menudo por su vulnerabilidad: son las que suelen aceptar salarios más bajos y conformarse con no disponer de protección laboral, dado que las que trabajan con un contrato de trabajo son todavía una minoría.

En otros países donde la inspección de trabajo es más estricta que en España (entre otros porque dispone de más recursos), esta situación no se da tan fácilmente: las empleadas del hogar deben contar con un contrato en vigor con sus empleadores y percibir un salario digno (aunque en la línea de otros países es de los más bajos), y por este motivo (y también porque en estos lugares la conciliación familiar es más fácil, por lo que pueden atender mejor a los asuntos de su hogar) no es tan fácil ver a personas de clase media con servicio doméstico, ni siquiera por horas.

Aumenta el interés en dar de alta a las empleadas del hogar

Sin embargo, en España hemos percibido una ligera tendencia al alza en los últimos años en la demanda de dar de alta a una empleada del hogar en la Seguridad Social. De hecho, tenemos conocimiento de que las búsquedas en Google de palabras del estilo «alta empleada hogar» han aumentado en el último tiempo. A veces son las personas que las contratan las que desean conocer las condiciones que tendrían que cumplir para legalizar la relación laboral con las empleadas del hogar, y a veces son ellas las que solicitan información para valorar plantearlo a sus empleadores.

El contrato de empleo doméstico en España

Dar de alta a una empleada del hogar en España es sencillo. Sólo hay que acudir a una oficina de empleo para garantizar el principio de igualdad y de no discriminación en el contrato ya que, como explicaremos, la Unión Europea ha tumbado el régimen previsto hasta ahora por discriminatorio. También se puede hacer a través de una agencia autorizada o de un asesor fiscal.

Todos los empleadores, en el caso de que la empleada trabaje en varias casas, deben tramitar su alta en la Seguridad Social, excepto que las horas de trabajo en una sola casa sean menores a 60 mensuales: en este caso, es la trabajadora quien debe acudir a está oficina y hacerse cargo de las cuotas que corresponden a ambas partes.

Como cualquier contrato, el que afecta a una empleada del hogar debe contener la jornada, el salario, las prestaciones adicionales en especie si las hubiera (el pago de estudios por parte del empleador, por ejemplo).

Además, el contrato de trabajo puede incluir un régimen de pernoctas, en el caso de que la empleada del hogar sea interna, es decir, viva en el hogar. Y como el resto de trabajadores, en este caso, debe tener unos horarios y jornadas de descanso que deben ser respetados.

El contrato laboral podrá ser indefinido o por tiempo concreto en casos en los que la ley lo prevé (por ejemplo, la sustitución o la prejubilación de una persona, entre otros). En este enlace se pueden encontrar estos supuestos.

Cabe aclarar, por último, que este tipo de contrato no lo pueden suscribir empresas, ni siquiera empresas de trabajo temporal, que tienen que acogerse a la ley de Régimen General.

Un contrato considerado discriminatorio

Como trabajadores de un régimen que no es el General, sino que es especial para su tipo de trabajo (se llama Régimen General – Sistema Especial para Empleados de Hogar), los empleados del hogar no tienen previsto un derecho a prestación por desempleo, es decir, no pueden cobrar el paro si terminaba su contrato (excepto si han cotizado en trabajos anteriores que sí están regulados por el Régimen General). Y dado que estos empleados en más de un 90% son mujeres, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado hace poco que se trata de una legislación discriminatoria: estaba dejando a un colectivo formado casi íntegramente por mujeres al margen de los derechos de la mayoría. En este artículo se explica más ampliamente, y en este otro, se aborda la postura de algunos sindicatos al respecto.

Y de hecho, no sólo esta parte marca diferencias con el resto de trabajadores: que una empleada del hogar tenga que pagar las cuotas de la Seguridad Social de ambas partes cuando las horas trabajadas para un empleador son reducidas es una penalización que no ocurre con otro tipo de trabajadores. Por eso el Gobierno actual ha afirmado recientemente que cambiar la legislación en esta materia es prioritario.

¿Sale a cuenta hacer contrato a la empleada del hogar?

Las estadísticas indican que las relaciones laborales que se llevan a cabo en la economía sumergida, es decir, sin legalizar, se llevan a cabo porque las dos partes afirman salir beneficiadas.

Por un lado, el empleador no debe pagar una cuantía a la Seguridad Social en concepto de contingencias comunes y profesionales (para casos de desempleo, baja laboral, etc.) e incluso a un gestor para que le tramite la retención de IRPF y el resto de documentación necesaria. Por el otro, el empleado no declara esos ingresos a Hacienda, de manera que se ahorra el porcentaje de impuestos que debe retener de su nómina o pagar en el momento de hacer la declaración de la renta, pero a costa de no tener derecho a prestación o subsidio por desempleo ni derecho a cobrar una prestación por incapacidad temporal en caso de baja médica ni a cotizar para su jubilación.

Como ocurre habitualmente en el resto del mercado laboral, quien contrata es quien suele poner las condiciones de la relación, de manera que si no lo plantea éste, es raro que el empleado se atreva a hacerlo. Sin embargo, el empleador debe tener en cuenta que existen bonificaciones muy importantes en la contratación indefinida de una empleada del hogar.

Modelos de contrato fraudulentos de empleadas del hogar

Como abogados a veces tenemos noticia de empleadores que son empresarios y ofrecen contratar a sus empleadas del hogar como trabajadores de esta empresa (por ejemplo, auxiliar administrativa, ya que se inserta en un convenio con salarios bajos). De esta manera, a priori, las dos partes se beneficiarían: el contratador puede declarar el salario de la empleada del hogar como un gasto de su empresa, hecho que repercute en el cálculo de beneficios (por ejemplo, pagar menos en impuesto de sociedades), y la empleada tiene los derechos del resto de trabajadores.

Con todo, los problemas con este tipo de arreglos pueden surgir en caso de accidente laboral, por ejemplo, ya que éstos suelen cubrirse por las mutuas laborales, que investigan en el lugar de trabajo donde se supone que ha tenido lugar (cuando en realidad es el domicilio del empleador) y pueden hacer una acusación de fraude, dejando al empleado en situación de vulnerabilidad. En estos casos tendría que denunciar al empleador, en un proceso judicial complicado porque el contrato fue firmado por ambas partes.

Ante un contrato laboral que no convenza a alguna de las partes, aconsejamos consultar a un abogado.

¿Cuánto cuesta contratar a una empleada del hogar? ¿Cuánto hay que pagarle en realidad?

Contratar a una empleada del hogar está sujeto al salario mínimo interprofesional, es decir, que debe pagarse a un mínimo de 1.000 euros brutos al mes en 14 pagas. Proporcionalmente, si trabaja por horas, que son muchos de los casos, debe percibir la cuantía que se pacte, no inferior a 7,85 euros por hora efectivamente trabajada. Esto significa que tener a una empleada del hogar 5 horas a la semana en nuestro hogar costaría unos 157 euros al mes más la cotización a la Seguridad Social, que supone unos 54 euros al mes. En este post de Aiudo.es publican la tabla salarial completa con la cotización por horas semanales contratadas.

Una reflexión final

La importancia de las empleadas del hogar en la sociedad teniendo en cuenta el ritmo de vida de la mayoría de hogares es fundamental. Juegan un papel tan crucial que incluso algunas feministas se han planteado la ética de tener a alguien que haga el trabajo doméstico, cuando con toda probabilidad será una mujer. En este artículo del periódico británico The Guardian se explica el punto de vista de la feminista Sally Howard en su libro The Home Stretch: Why It’s Time To Come Clean About Who Does the Dishes (algo así como La recta final: por qué es hora de aclarar quién lava los platos), que concluye que pagar (y pagar bien) y reconocer los derechos de las empleadas del hogar a nivel legal da valor al trabajo que hacen.

Es más, en este otro artículo en The Guardian una limpiadora explica hasta qué punto se llega a implicar con las familias cuyas casas limpia. Muchas incluso ayudan con los niños o personas mayores, o cocinan, o simplemente prestan su hombro para llorar. Sin ellas muchas parejas se divorciarían, o desatendrían a sus hijos. De hecho son un pilar para la conciliación. Probablemente unas leyes de conciliación familiar más estrictas permitirían a muchas familias no contar con esta ayuda. Pero mientras no llegan, debemos plantearnos darles una consideración legal a la altura de su papel en nuestras vidas.

Para obtener más información o asesoramiento, en AT Advocats estamos a su disposición y puede ponerse en contacto con nuestro despacho a través del apartado de contacto de nuestra web.

Foto de desinfectante creado por master1305 – www.freepik.es